martes, 21 de mayo de 2013

La muerte que roba mi ser.

Y su sangre fue una señal,
mis ojos al fin despertaron.
Su corazón vi destrozar
por unos cuantos granos.

En el final de la calle, un grito,
borró el dolor de su madre.
Mientras en mi alma brotaba la bronca
y la muerte robaba mi ser.

Corrí por una calle oscura,
buscando al culpable, cuando
al fin lo encontré, mis ojos vieron
la injusticia.

La muerte no es peor que la sed,
no es peor que el hambre.
Huir era su destino cruel.
La vida no le dio salidas;
Quizás pronto ya no la tenga.

Pero:
En el final de la calle, un grito,
borró el dolor de su madre.
Mientras mi alma irradiaba el odio
y la injusticia que hierve en mi sangre.

Ahora intento cambiar la realidad,
como un niño iluso.
Pero la verdad es que soy
el hijo de la sociedad.

¿Por que me hicieron así?
Es lo que me pregunto,
¿Por qué yo puedo sentir?
todo como si fuera propio.

Mientras tanto allá fuera,
se pudren las almas,
Mientras haga lo que haga
no alcanza por más que
me esfuerce, pero mis brazos están
tan fuertes como el primer día.

Y mi moral esta, muy alta,
batalladora y guerrera.




A la gente que lucha todos los días por cambiar la realidad del otro.

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