lunes, 29 de noviembre de 2010

El Carrusel Ambiguo

“Relojes, espeluznantes medidores del tiempo inexistente,

son los que coaccionan el nido de agujas y tuercas que se engranan

lentamente, marcando el fin y el principio del día, provocan ruidos como

cu-cus , o tic tacs molestos que no permiten la concentración y mucho

menos el énfasis impetuoso que se le debería poner a los momentos o situaciones

que se encuentran en la vida, son los que han titulado en los libros hechos históricos

que sulfuraron la deformación real, dándole vida al espacio de la imaginación mas fructíferamente y, por sobre todas las cosas procreando el caos educacional del ahora. El momento es hoy, es ahora cuando se puede decidir, cuando decimos sí a algo que no queremos, cuando bostezamos de cansancio que se estimula mas al mirar esos pequeños números dentro de un simple redondel recubierto por un vidrio marginal que se rompe con la mirada absuelta de los curiosos.”

Ayer fue un día triste, gris, apagado como una colilla de cigarrillo en un cenicero roto

hecho de aluminio y fácil de doblegar, pero al punto de quebrarse como una hoja seca en otoño, lo interesante de todo esto es que estamos en la estación primaveral, y ya esas hojas no se ven por el barrio, es raro que el tiempo tenga marcada las estaciones y que el clima u el otro tiempo (así llamado también.) sea despectivamente irónico con lo que se estipula para cada periodo del año. La linda y pequeña niña se encontraba en el carrusel sola, por lo que me decidí en observarla minuciosamente sin perder las vueltas que daba sobre ese antagónico caballo blanco que estaba atravesado por un tuvo de colores blanco y rojo, prontamente note que con cada vuelta su cabello se iba tornando mas oscuro, de la claridad absoluta de esos claros cabellos rubios que de lo delicados y finos que eran, causaban un brillo inexplicable paso a ser la turbiedad total de un erizado, oscuro y color chocolate con tendencias afro de los años 80, pero su piel también se había transformado raramente, al igual que su cabello paso de lo mas claro a los mas oscuro.

Mis pupilas marrones e impertinentemente comunes creyeron haber tenido una alucinación extrema producida por los estupefacientes, pero no era debido a esto.

Luego de mirar esos movimientos me involucre en la idea de acercarme al carrusel, lentamente acelere mis pasos dentro de esa pequeña plaza falta de pasto y llena de cemento (según la ley, no se podía entrar a la plazoleta de noche, por lo que se encontraba enrejada), con el desinterés que esto me causo, seguí caminando hasta poder acercarme a la calesita, que emitía una canción muy peculiar, parecida a las que se transportan en las películas del genero de terror de los años 50, que parecía ser muy cínica e interminable, la voz de la niña se oía fuertemente lo cual agudizaba mis tímpanos dolorosamente logrando sacudir mi imaginación hacia el lado del temor que me generaba. Solía ir a releer mis tesis antes de entregarlas por lo cual aquella plaza a tales horas de la noche me llenaba de inspiración para corregir mis errores más profundos.

Nunca me había ocurrido algo tan distante de mi mente como lo que estaba por descubrir, cuando de repente la música se detuvo repentinamente y la calesita dejo de girar pareciese que nunca hubiese pasado, una luz fuertemente enceguecedora alumbro mi cara, tuve que cubrir mi rostro con las manos, hasta que escuche una voz imponente que decía.- Alto! Quédese quieto! Recuéstese en el piso!-. (Eran oficiales de la policía). Pase toda la noche encerrado en una comisaría por violación a una ley de preservación de espacios públicos, por lo que no pude descubrir ese hecho que me dejo con tantas dudas con respecto a mi lucidez, retome un libro que estaba leyendo durante varios meses y del cual tenia que preparar un trabajo, la celda estaba fría y se podía ver el vapor que salía de los barrotes, la celda contaba con una pequeña ventanita enrejada que daba a un callejón maloliente y tenebroso, podía sentir el miedo de estar allí, pero sin importar lo que me ocurriese seguí leyendo, me había propuesto terminar de leer el libro antes del amanecer, a lo cual me remití. Allí conocí al oficial Colby que era oriundo de paternal, el me estuvo dando charla toda la noche, me hablo de la gente ya que pasaba varias noches día a día allí y que nunca nadie tuvo los mismos gestos de intolerancia que se notaban en mi cara, la injusticia de soportar una noche allí, nunca la había visto, ni nada parecido por el momento. solo una vez pudo ver algo similar pero lo que le había pasado a aquel preso no era nada comparado con lo que me había ocurrido a mi para el oficial , a lo cual me pregunto por que había entrado a aquella plaza a tales horas de la noche, le conté que solía ir allí seguido y que pretendía unos instantes de soledad, luego decidí, dubitativamente, seguir mas allá de lo que tenia pensado decirle e hice énfasis en aquella impertinente situación, sobre la niña y todo la mística que sentí en mis ojos al ver tal escena de pánico, el rostro del hombre fue tan expresivo, que su cara se desfiguro totalmente, sus ojos salían a borbotones fuertemente y unas leves gotas de transpiración lo agobiaban insulsamente.

Seguí estorbado por la niña que estaba en el carrusel, era tan pequeña, tan inocente, me hizo recordar el bello rostro de mi hija, Blanca, esto me genero cierto escalofrío al pensar que podía haber sido ella la que se encontrase sola en ese lugar tan triste y vacío que solo yo disfruto por las noches, debería cambiar de rutina pensé, pero luego escuche un estrepitoso ruido que salio del callejón como un grito congelado, áspero y sin vida. Me levante del piso frío y asome solo mis ojos con espanto por la pequeña ventana, y allí estaba de nuevo la niña, con dos trenzas atadas giro su cabeza hacia mi, sus ojos estaban sombreados y no los podía ver, alargo una sonrisa macabra que parecía tan sinuosa como ese callejón oscuro sin embargo sentía esa mirada penetrante que yacía en el lecho de mis pupilas encarcelándome aun mas en la preocupación instantánea de saber quien era, dudaba de hablarle, tenia miedo de que se asustara y se fuera, pero tome coraje y le pregunte en voz baja.- ¿quien eres pequeña niña que vienes siguiendo mi ruta tan desgraciada?-. Mis ojos estaban totalmente cansados y el hambre recorría mi estomago o quizás era la incertidumbre. Pestañeé un instante y al retomar el foco de mi vista no pude ver nada más que una simple sombra yéndose a lo lejos. Caí en la ilusión mística del plano llano de mi imaginación sin saber porque mi inconciente me jugaba esa mala pasada en una situación tan caótica e irreverente como el ser ilógicamente encarcelado por una sociedad tan arremetida que critica todo lo que ve, oye y siente, afectando a terceros y nunca focalizándose en la meta primitiva de conocerse a si mismo y tratar de descubrir los misterios que se esconden en las diferentes partes de nuestras raíces cerebrales, por lo tanto creí haber estado fantaseando nuevamente con la niña y creí estar dormido, pequeñas tiritaciones en mis labios me molestaban por el frío de hielo que se iba incrementando aun mas en la celda. Los guardias dormían al igual que un pobre obrero cansado de levantar ladrillos y mezclar cemento toda una mañana agobiadora que termina en el fin de un sueldo misero generado por el destello de esta sociedad tan inclinadamente hacia los ejes derechos de la política poco inclusiva y mas que nada basada en las teorías de Adam Smith, claro esta que la policía se movilizaba por causa de todo este suceso de acciones políticas mal condimentadas por el dinero convincente que les susurra día a día a sus oídos las condiciones del enfermizo poder adquisitivo que obtienen por los sobornos y la corrupción.

Mi vista comenzó a verse borrosa, nula, me sentía totalmente reducido, ya había bajado todo tipo de condicionamiento en la forma de ver las cosas, la noche había sido muy rara y siniestra, por mi forma de verlo, me había quedado con ciertas dudas, por lo que decidí acostarme en el suelo por mas frío que este se encontrase, entonces el sol empezó a salir y la oscuridad de mi celda se volvió mas pálida pero seguía teniendo ese matiz obstinado de perversión viciada en el ambiente, me recosté inútilmente durante un par de horas que parecieron largas, pero conmovedoramente denotadas por un temblor de alegría al saber que pronto estaría en mi pequeño departamento de hombre solo, sin ningún tipo de compañía mas que la de unos pequeños peces tropicales que se les llamaba pez disco por su forma redonda, con unos colores tan vivos, son tan bellos, es la especie considerada como “rey del acuario”, estos peces amazónicos son tan delicados que requieren de un cuidado no tan intensivo pero si necesario como para adjuntarse como una responsabilidad mas.

Al fin pude volver allí, a mi palacio de espinas en la alfombra y a mi cimiento de pocos metros que me dejaba escuchar el crudo crujido de los vecinos en la cena, que me admitía como el “rey de ese acuario”. Prontamente decidí ir a la alacena para buscar alguna bebida con tinte purpura que pudiera satisfacer mi cansancio y provocarme un sueño mas acogedor que el de la noche pasada, el siniestro atentado a mi mente que ocurrió allí siguió conmoviendo mis pensamientos pero no pude pensar en volver a ese lugar a lo cual no retorne allí por un tiempo tratando de olvidarme, buscando distraerme en mis trabajos, proyectos, mi vida misma.

Este ultimo tiempo fui acercándome mas a la sociedad que de costumbre, siempre fui alguien muy cerrado en mi mismo, nada alentador, mucho menos nada saludable para mi reputación y ego que tan bajo caía como la sombra de los árboles cuando el sol se va ocultando atrás de los edificios, Arlen se titulaba así misma como extravagante, liberal, llena de destellos de belleza, con el delicado toque del glamour que le provocaban todas sus joyas distinguidas que enriquecían aun mas su femineidad, su nombre compuesto arrinconaba todo el brillo de su limpio conocimiento que carecía de reverencia sobre la sociedad encerrando todos sus principios de humildad, encerrando el aura de la pluralidad, esto no me interesaba tanto, ya que toda su belleza, simpleza e ironía que demostraba cada día en cada encuentro que teníamos me dejaba pasmado, atontado, enamorado, era tan dulce como las frutillas bañadas en azúcar, su boca savia fría, húmedamente suave pero acarameladamente acogedora, me miraba esperando respuesta de mis labios secos, ansiaba escuchar de esa boca tímida los sentimientos que nacían en mi agujero, con paciencia buscaba saber lo que pasaría en ese lago profundo, donde el frío es asfixiante, donde ocurren cosas brillantes, que muchos dicen conocer pero que si realmente no viajan allí, nunca conocerán el placer. Solíamos vernos en mi departamento, disfrutar de ricas cenas, despertar al alba y observarnos por largas horas, en las cuales las sonrisas eran inevitablemente algo inspiradoras para empezar nuestro día, nos gustaba leer juntos prosas cortas de poemas largos que nos llenaban placentera y golosamente el conciente, me sentía Freud en un diván tratando de encontrar el porque de varias cosas subyugantes que se refugiaban en el aura clara de esos ojos rígidos como los de un alemán de raza pura que no sabe porque matar.

En fin, con todo esto había logrado olvidar ciertos momentos oscuros en mi largo camino de vida, veía a Blanca cada vez más madura, me contaba de sus pretendientes en la escuela, me sentía enorgullecido con ella. Parecía mejorar todo suavemente con paciencia, con incertidumbre, parecía el ojo de un huracán pero estaba en su mejor momento, en la parte de misterio que se complementaba con aquello que disfrutaba día a día.

Me describo vanamente como una persona encantadora a primera vista pero también puedo ser disgustante, no puedo entender todavía como estoy con esta mujer, es una contradicción total con lo que me conforma como persona, como humano, como guerrillero de mis pensamientos, de mis ideologías, me gusta comprender y saber leer la verdadera situación del incentivante cronograma que se perdió en nuestra sociedad, me gusta poder ser participe del cambio en las diferencias que se establecieron aquí y allá, o en donde quieran llamarlo, soy incitador a criar a mi hija con la humildad necesaria para poder ponerse a favor de la justicia y oponerse a la vida adrede e inhumana que establecen "Los Grandes Felinos", pero bueno se que soy un hombre con fuertes ideas, que nadie puede irrumpir fácilmente en lo que me pasa, solamente algo grave tendría que pasar para que cambie mi forma de pensar, de participar, de recrear la seguridad que tengo afortunadamente, debo filmar esa película y ser el héroe de los latinoamericanos, de brillar en el núcleo social, pero a la vez debo poder saber que hice bien al tomar decisiones complejas que se basan en varios libros que aun hoy en día no se han podido descifrar o poner en practica.

Meses después me encontré casualmente con Colby en una calle, el no me reconoció, pero yo si, esa noche jamás podría borrarla de mi hipotálamo, le interrumpí la caminata rutinaria que llevaba mientras tanto, pensaba en porque había reaccionado de manera tan extraña en aquel momento cuando le conté mi historia, posiblemente haya pensado que tenia alguna que otra discapacidad cerebral porque luego de eso no hablamos mas, mientras que iba caminando, le pregunte cual era el motivo de su reacción y me contó que el joven que había estado perturbado en aquella celda le había contado una historia similar a la mía, a lo cual supuse que mis posibles alucinaciones hayan sido reales, y que nada de lo que vi era una farsa inventada por mis ojos, estaba tan contento al escuchar esto que lo invite a tomar un café en un bar en Corrientes y Medrano cerca de la universidad tecnológica, empezó a contarme que el joven se llamaba Marcus que lo recuerda tal como si hubiese pasado tan cercanamente a la fecha, era muy flaco de pelo largo como el de un músico atolondrado, tenia barba dejada y los ojos medio desviados, dijo que el joven le empezó a decir que esa noche había visto una niña dentro de una calesita, que la calesita estaba girando rápidamente y que la niña cambiaba su forma como su tez, lo vio muy asustado, muy obstruido mentalmente, Colby pensó que esto fue producto de la marihuana que le encontraron, que por esto lo habían llevado preso.

El café se estaba terminando, los pequeños biscochos eran nada más que migajas ya. El sol se ponía lentamente sobre la ciudad. Paso un mes ya de aquel encuentro con el oficial, parecía todo ya perdido, pero empecé a interesarme sobre el caso, claramente ya era algo que concernía en mi cabeza, la tarde se hacia rápidamente y recordé que tenia que buscar a Blanca(no estaba tan acostumbrado por que hace poco tiempo se mudo a mi departamento) por la escuela antes de que pueda lograr verme como un padre desinteresado, llegue rápidamente en la camioneta y allí estaba, era ella, exactamente igual, el mismo vestido, los mismos ojos, los mismos rasgos, la preocupación de la similitud entre las dos niñas me empezó a asustar. Al llegar la noche, volví repentinamente cansado a mi morada, los diarios desordenados en la mesa habían demostrado un día intenso en torno a lo atareado que me encontraba esos días. Decidí tomar un vaso de leche e ir a tapar a mi nena lo cual solía hacer cada vez que venia a dormir a mi departamento, llene el vaso y al caminar por el pasillo todo el lugar se encontraba en terrible silencio, no puedo explicar la sensación de escalofríos que me produjo tal silencio, pero seguí caminando y escuchando el crujido de la madera en cada paso que daba, al llegar al cuarto, abrí la puerta despacito para que ningún tipo de ruido la despierte. Entre, me acerque a la cama para cobijarla y note que la ventana estaba abierta y corría una brisa fuerte, luego de darle un beso en las manos, pensé en cerrar la ventana y cuando mire justamente hacia allí, apareció nuevamente la niña, solté el vaso de leche que cayo al piso e impacto de tal manera que me corte con el vidrio, lo cual despertó a Blanca, y la asusto, al mirar nuevamente a la ventana la niña ya había desaparecido. Mas tarde, luego de haber subsanado la herida con alcohol y una gasa, llame a Arlen para que viniera a hacernos compañía, el insomnio me había sucumbido y no sabia que hacer, no suelo dormir cuando me siento impactado por algo.

Al otro día volví repentinamente, despues de meses; Blanca ya no estaba.



Brian Ive

viernes, 20 de agosto de 2010

Leones dominantes, reptiles civiles.

Si caminaras cerca de los trenes,

Si susurraras en los andenes,

Si las voces no existiesen

Los reptiles no se arrastrarían.

¿Comunidad humana o estado moderno?

A algunos les importa un cuerno, Gramsci

Fue el presente, Weber elocuente, ironía

De la gente, Mussolini indiferente

Se puede escuchar a los lobos hambrientos,

Buscando los hoyos, garantías potentes.

En la lejanía veo los reptiles huyendo,

Mientras aquellos lobos amenazan, privando sus vidas.

Bajo la tierra hay sangre oscura.

En la frontera se escuchan los tiros,

Y la seguridad ¿donde quedo?

Leones burgueses que escupen oro

Se llenan la boca con carne de otros.

La musa del sueño, implora un nombre

Que busca tu muerte por leer otras manos,

Ahorcarlo del cuello hubiese sido poco,

Por suerte no fue.

De acuerdo al tiempo, todo parece cambiar

De acuerdo a aquellos tiempos, de monarquía constitucional.

Por suerte el nono pudo escapar.

martes, 3 de agosto de 2010

Tierra humana

El inconsciente se divisa lejanamente en sus ojos, el pelo recogido da señales de miedo, su ego no crece si no rellena su corazón hueco, entonces es así como intenta conquistar el mundo, recuperar su pasado, enfrentar su futuro, étnicamente los países en su cuerpo se dividen en 48 partes, viven en guerra y la sangre se divide en varios océanos llenos de muerte, el sol sale repentinamente en su retina, leves puntos negros mojan el sol, allí es cuando decide correr por sus pulmones, correr, correr, aullar, correr, dormir, no soñar, es ese el instante en que plaf! Muere el fugitivo, se encuentra perdido, y ya nada dormido. Mientras esto ocurre en la lejanía de la playa que esta abajo del hombro y cerca de una axila, se empieza a nublar el clima, las olas se ponen mas fuertes y cada vez mas densas y la arena queda cada vez mas reseca por el tiempo, empieza a notarse la blanca nieve en la zona norte que cubre de un invierno viejo la conyugal salida del sol y la luna, es así que el perímetro abastecido por el denominado cuerpo recae por un recalentamiento global que ocurre a la larga del tiempo, en todos, en todo, en el lodo.

Carta a Cristal desde Monaco.

Cristal te he extrañado tanto, solo las horas saben el tiempo que transcurrió desde que empecé a extrañarte, tu brillo inmundo pero sincero me ha limpiado el alma en mis momentos de decline, Max esta muy bien, dice que espera con ansias tu vuelta, los chicos patalean y lloran porque ya no hay nadie que los lleve de paseo como lo hacías tu, solían observarte por varias horas, no se si lo recuerdas. Ahora te escribo para decirte como van las cosas un poco, la temporada pasada estuve en un pequeño hotel en Bahía Blanca, me atendieron bastante bien, es poco usual que esto ocurra. El hotel tenia una estructura inglesa muy rara, todos los iguales caminábamos por donde nos plazca, la convivencia era muy buena, eso no es lo que importa al estar totalmente solo, sentía un cierto temor infantil por la oscuridad, el caso es que al tercero o cuarto día ( ya no lo recuerdo ) empecé a escribir una nota para el periódico donde actualmente trabajo, la nota trataba sobre la censura política que hubo en los gobiernos militares ya que pronto pasaría una fecha memorable, pero no me sentía tan a gusto estando solo, todo se tornaba extraño el temor me invadía fuertemente, era raro que me atiendan tan placidamente, cada dos horas llamaban a mi habitación a ver si me encontraba bien o si necesitaba algo, pero solo quería concentrarme en mi labor. Allí me acorde de usted, me acorde, de su compañía en esos momentos en los que recién empezaba. El dueño del hotel me había dicho que no podía llevar a nadie conmigo y era un poco autoritario se llamaba Jorge, era un poco alto con un bigote cerdoso, parecía manejar a sus empleados con cierta autocracia, los mandaba a todos lados, tenia una mirada fría y penetrante. Sospeche algo raro desde el momento en que entre al hotel. El quinto día, el de mi escapatoria, fue el día mas trágico, había estado escribiendo por varias horas y analizando todo el texto desde el encabezado hasta el epígrafe, los empleados venían usualmente a preguntarme cosas, como por ejemplo: si quería algo para tomar, o si necesitaba que limpien el cuarto... si bien esto no me pareció raro, porque se suele limpiar los cuartos diariamente, si me pareció raro que sea mi ultimo día y que me atiendan con tal entusiasmo, mas tarde casi a la hora de la merienda de Max, uno de los empleados me ofreció café y me lo trajo hasta mi cuarto con tres medialunas, y textualmente me dijo: “que disfrute mucho su ultimo café, cortesía de la casa”-. A lo cual acepte su gesto, y tome el café, el empleado se fue y me dejo solo, empecé a sentir un sueño muy profundo y holgazán que me fue dominando, mi vuelo era el vespertino para mi consuelo, asíque me recosté. En el instante que me levante, me encontré a mi mismo sorprendentemente en el suelo, que estaba demasiado frío, amordazado, maniatado y con mis pies y manos atados, no podía ver nada, una venda me cubría los ojos, todo el cuarto estaba oscuro, escuche la puerta cerrarse, pensé que moriría, todavía no lo puedo entender cristal. Varias horas pasaron desde que me habían hecho esto, luego entendí, note porque me habían hecho esto, “la nota” pensé, y entonces, escuche los pasos en el pasillo, la perilla de la puerta abrirse lentamente, y me di cuenta que la democracia se había terminado, un nuevo proceso empezaba, intente moverme, mi suerte estaba echada, pero nunca me rendiría, deje que entrara “el empleado” me saco la mordaza y me dio para que bebiera un poco de agua también dejo un plato de comida y un tenedor, para que pudiera comer de alguna forma, pero sin desatarme y entonces se fue. Intente pensar alguna forma de escapar, y se me ocurrió una idea brillante, tome aquel tenedor y enganche un pedazo de la punta de la soga y empecé a tirar fuertemente para que pudiera irse desatando, me costo mucho tiempo poder hacerlo, pero al fin lo logre, una vez desatadas mis muñecas me libere completamente, mi idea primordial fue la de todo ser humano la de salir por la puerta, pero allí me di cuenta que me verían todos y me volverían a atrapar, entonces como estaba en el primer piso tome la soga que ataba mis brazos, la sabana y las cortinas del baño y uní todas las partes en una, Salí al balcón y las ate a las rejas para poder bajar hasta la calle, al llegar al suelo, uno de los empleados me vio y empezó a perseguirme, pude escaparme por un callejón. Llegue hasta el aeropuerto, como un fugitivo, y cambie mi pasaje a Francia (donde me encuentro ahora). Desde aquí mande pasajes para Max y los chicos. Ahora estamos todos bien Max sigue cuidando de ellos, como si fueran sus hijos, gracias a dios esta aquí conmigo. Mi trabajo no facilita mi relación con los chicos, pero bueno Max es como un abuelo para ellos. Ha pasado más de un año y recién ahora me puedo poner en contacto, nadie más que usted debe saber de esta carta, espero, cristal, que todo este bien en su vida, espero que haya podido luchar para sobrevivir, y perdón por no poder haberlo acompañado en el camino a la victoria.

El Obelisco

Mientras paseo en la nueve de julio, con su avenida tan ancha, me tiento y voy a cruzarla sin saber sobre riesgos, no me pisa ni un auto.

Por ahora todo es incierto y lo estoy disfrutando, el obelisco arde, y no me doy cuenta, me pongo nervioso y no se nada aun, la gente sigue su camino sin prisa, no puedo parar de correr, llego a su base, el obelisco esta en llamas, pienso en entrar, abro la puerta y empiezo a subir, el fuego de adentro me quema, sigo subiendo, casi llego a la mitad siento como arde de arriba abajo, a medida que subo; mi cuerpo se complace, casi llego al final... estoy por llegar, Llegue, lo logre y ahora si, un salto al final.

Nicanor


Aquel día pendular, sentí, con cierto estremecimiento

Un golpazo en el sótano, con el conocimiento

De que nadie habría allí y el acierto, de que en un avistamiento

Nunca hubiese podido imaginar la presencia incontinua,

Pecaminosa y espectral de aquel animal, de mente ingenua.

Baje las escaleras con un miedo espontáneo,

Y sufrí un dolor instantáneo, al ver al gatuno compañero nocturno,

Tuve la curiosa sensación de no poder despertar.

Era un día en la noche, como un oscuro corcel,

Galopante, aventado, y voluptuoso.

Sin embargo, el sorpresivo visitante

Era tenebroso, maullador, de una calle inmigrante,

Se encontraba en mi sótano, sobre una gárgola,

No sonreía, pues menos la cola movía,

Más de prisa me acerque y retruque:

Que será lo que hoz trae aquí, quizás la muerte halle en usted, así como lujuria en algún perdido

¡Nicanor! Quizás seas la reencarnación del dolor.

Y el diminuto profeta del destino, cerro sus ojos como bien lo hizo el frío del invierno al ver al presuntuoso verano de aquel diciembre, no dijo nada, solo maulló, tome un poco de alambre, para ver su reacción, pero solo, pude escuchar una canción:

“Bellos días, van sonrientes,

Nubes negras que ahí vienen

Sombra llena de muerte

¡Luz apáñate ya!

Se acerca noche buena,

Ya esta por empezar,

A repartir los regalos de los niños

A recoger las almas de encendidos

¡A iluminar la paz!

Mientras corren esas nubes

¡Con su trineo, es mortal!

Llego con el la navidad.”

Resonó en mis oídos, odiosamente, como el zumbido de una mosca en el centro de la noche, los pequeños canturreaban como aves al amanecer o como un reloj despertador mas bien.

El, endemoniado, se había escondido no lo podía ver, al acercarme a un pequeño candelabro, tome un cerillo y lo encendí,

Allí detrás estaba el, mirando con sus pequeños óvalos de fuerte color, con esas garras que les atraviesan levemente.

¡OH! Nicanor que pudor! Acaso serás tu?- le dije.

Y el me dijo, con un sonido nada parecido: no lo se, quizás lo sea.

Mas conmoción se instalo en mi imaginación, pero ya que corría con suerte la nieve sintiose mas calida que alguna vez,

Pues algo nuevo empezó de a momentos

En aquel momento.

El visitante corrió alrededor del sótano, hasta que una ventisca escasa origino un fuerte apagón.

La vela cayo. Nicanor, la vela cayo.

Nota del alma.

Quiere irse, no sabe a donde, quiere irse, lejos, pero no tan lejos no quiere saber de nadie y que nadie sepa de el, quiere morir, como así de nuevo nacer, rápido, cambiar las cosas lentamente, romper con el silencio y dejar de guardar sus angustias, quiere, pero no puede, ¿acaso la muerte podrá salvarlo?, esto no se trata de muerte o no, independencia mas bien, libertad, no es escapar, progresar para derivar sus decisiones a otro lugar; ni siquiera soñar. El es como quiere ser y sin embargo no encuentra la felicidad total, a veces tiene un sueño recurrente en el cual se encuentra con su madre, recorren un gran jardín o parque, muy bien no lo sabe, con laberintos hechos por hojas verdes, interminable, pero aunque este perdido esta con su madre; camina esta feliz, contento es muy poco, pero al volver de ese nirvana, se siente saturado, disgustado mas bien. Pobre, dirán algunos, pero yo no, es mas, creo que encontrara eso que esta buscando; bueno, pero eso depende de el y sin embargo necesita de un apoyo social y eso que dicen que uno es libre, y depende de sus decisiones, miren que las decisiones a veces se condicionan por el alrededor, pero ojo, ojo que saber lo que uno esta buscando no basta con encontrar eso que está buscando, sino el esfuerzo, la dedicación y mismo el amor que uno le pone a esas cosas puede llegar a convertir inesperadamente un sueño en realidad, esto se trata señores y señoras, de saber que ese nirvana siempre esta presente, aunque sea un sueño, esta presente porque si el; que sueña con esa felicidad recurrentemente piensa q ese lugar no existe, esta equivocado lamentablemente. A vos te digo, que tenes miedo de encontrar ese lugar se que podes construir tu sueño algún día, pero como hace, se pregunta; es simple haciéndolo y basta de filosofar, basta de que quede solo en un pensamiento, basta, las cosas hay que hacerlas, las excusas no sirven y mucho menos si son realizables; todo lo que al ojo del ser humano se esconde, tu inconciente lo ve como posible, pero hay que saber abrirlos y ver que hay mas allá de esas cosas que a veces uno valora tanto y no tienen importancia, y el que quiere irse, no sabe a donde, quiere irse, lejos, pero no tan lejos, entonces ¿que es lo que quiere? Algunos piensan que no sabe donde se puede llegar a encontrar la felicidad, yo creo que es algo tan básico y simple que esta al alcance de los ojos pero nadie lo quiere ver, buscar adentro de uno mismo y poder encontrar eso que tanto buscas puede ser tan gratificante como despertar con la luz del sol que entra por tu ventana y saber que vivir un nuevo día no es algo que todos podemos hacer, ahora el, piensa ¿no? … piensa que puede encontrar eso y sabe como, las ideas ya están, falta la convicción y las ganas, el tiempo no importa, como muchas otras cosas más que son insignificantes, no quiero promulgar el egoísmo, pero tampoco me parece un mal sentimiento. Sin embargo a el si, a el si le parece un mal sentimiento ¿porque? me pregunte varias veces y descubrí que el vive en sociedad, en cambio yo no.