domingo, 12 de mayo de 2013

Buenos Aires.

Camino sin mas consuelo, por Sarmiento, mirando las familias pasear escuchando el ruido de los autos y la ciudad, veo los perros jadear y el azul del cielo me cubre con su luna menguante y una estrella pequeña, opaca. Veo también el dolor de los linyeras que como los perros callejeros al igual que ellos se buscan la vida, se acompañan en el dolor y pasan hambre juntos. Pienso en irme, sin embargo no lo creo. Es un día de los que uno recuerda y reflexiona, mientras camina y piensa. El invierno esta próximo y va a ser largo, quisiera encontrarlo este año al igual que todos, acompañando el sueño, ya no disfruto las noches, ya no miro películas, y la música que escucho es la misma que he escuchado durante un largo tiempo.
Mi cuarto esta tan vació  mis hermanos ya no están;  mis oídos ya no escuchan. Otra vez me hundo, entre mates y oyendo Invisible, otra vez tan hondo, es una situación particularmente de ultratumba. Acá de nuevo es domingo y de nuevo me pasa de pensar en el futuro, en el largo laberinto de la vida, la facultad, los amigos, el desamor, las personas, las relaciones sociales, y el fuerte impacto de saber que un día muchas cosas que quiero no van a estar cerca mio. El fin del sinsabor dominguero se aproxima y todavía no lo entiendo, como un día tan atípico se vuelve asfixiante, como una daga que se clava por la espalda. Ahora doblo en paraguay y cruzo por mitad de cuadra, sin mirar los autos que se acercan, no me interesa en absoluto.
Me toco las manos y están ásperas, como secas, pienso en el rió, el otro día estuve por allí  respirando y preguntándome porque me pasan algunas cosas, en el vació de la soledad todo es negro, me levanto igual y continuo por la ciudad, me voy a lo de clara en la rivera, hablamos un poco con los demás, nos distraemos.
Vuelvo de nuevo a meditar regreso a casa, atravieso la ciudad con mi moto, el camino es muy sinuoso, las calles cambian de un segundo a otro, las luces, los autos son otros, todo es diferente en una ciudad como esta, los platos, los tenedores, las sillas, los escritorios, los mates, los libros, las escuelas, el cielo en buenos aires es otro, los días, todo es distinto, todo es diferente, y mi alma esta perdida, no la encuentro.

No hay comentarios: